Renuncie señor Presidente
En diciembre del año pasado, y de manera apresurada, saltando todos los procesos jurídicos y legales que contempla nuestra jurisprudencia y Constitución, se impulsó en el Congreso la vacancia presidencial.
Desde mi perspectiva, creí que apoyar la vacancia era hacerle el juego al fujimorismo, quien había hecho suya la iniciativa, la cual justificaba argumentando la incapacidad moral del presidente, debido a desempeñar labores privadas mientras ocupada el cargo de funcionario público durante el gobierno de Alejandro Toledo. Creí en los argumentos del Presidente y apoyé, desde mis pequeños espacios, la permanencia del Presidente en el cargo, a pesar que siempre supe que era extraño –y oscuro, el papel que había desempeñado en las licitaciones públicas que tuvo a cargo, durante el tiempo que desempeñó funciones públicas.
Nunca creí que Pedro Pablo Kuczynski iba a impulsar procesos de transformación social o reformas estructurales. Mi voto por él el 2016 y el apoyo en la vacancia del año pasado, fue contra el Fujimorismo y sus vicios corruptos que han expresado mediáticamente, su vinculación con el narcotráfico y la herencia podredumbre del gobierno de Alberto Fujimori.
Lo que siempre creí, amparado por ciertas personalidades públicas, como son Rosa María Palacios, Pablo Secada, Mario Vargas Llosa y Pedro Cateriano, es que Pedro Pablo Kuczynski podía liderar un proceso de liberalismo institucional desde el gobierno y acercar a la derecha peruana a un centro democrático que lo liberara de los sectores más conservadores y reaccionarios del país representados por el fujimorismo y el APRA.
Hoy, la situación es totalmente distinta. Además del indulto irregular otorgado al dictador Alberto Fujimori, por lo que tuvo que alejar de su gobierno a importantes funcionarios como Marisol Espinoza, se coudió con Kenji Fujimori para negociar los votos en contra la vacancia de ciertos congresistas fujimoristas que podía arrastrar, convirtiéndose en el nuevo operador político del gobierno.
Tuve la impresión que el afán de PPK por acercarse al fujimorismo, exhibiendo muestras de condescendencia, cargos en el gobierno a sus partidarios, no fue solo la expresión de consolidar un ambiente de convivencia democrática, sino una alianza societaria por la defensa de intereses personales que los libraran de los actos de corrupción que los involucraba y que por el escándalo de Odebrecht todos nos enteramos.
Desde que se aprobó un nuevo proceso de vacancia en el Congreso, el nuevo operador político del gobierno, Kenji Fujimori, junto con funcionarios del más alto nivel, como el ministro Bruno Giufra y Mercedes Araoz, empezaron actuar en el legislativo para ganar congresistas en contra de la medida, por lo que se detuvieron las reformas más importantes para satisfacer intereses particulares, como la reforma universitaria.
Ayer, al ser público los videos de los negocios para lograr impedir la vacancia presidencial, se ha demostrado que la corrupción ha sido un síntoma generalizado, no solo del gobierno, sino de todo el sistema imperante en el Perú.
Nos encontramos en una situación de crisis, no sólo política, sino también económica y social que exige soluciones, pero amparados en un ambiente democrático que garantice los derechos de cada uno y una de los y las peruanas, sin embargo, lo más crítico, es que no existen de ningún lado alguna respuesta. La izquierda, en este momento, no juega ningún papel y los sectores de derecha están totalmente deslegitimados.
Lo único que nos queda es una salida democrática a la crisis, por lo que la renuncia del Presidente de la República es la mejor opción, ya que, si insiste en su permanencia en el cargo, el día de mañana en el Congreso de la República hará el peor de los papeles a nivel internacional y será vacado.
Esta salida nos permitirá llegar a una crisis similar a la que vivimos con la renuncia de Alberto Fujimori el año 2000, pero también nos dará una oportunidad como país de cuestionar el sistema imperante que nos permita crear alternativas nuevas, que deben brotar de la ciudadanía. “Todo acto y voz genial viene del pueblo y va hacia él…”